Hace más o menos un mes mi vida cambió por completo. En todos los sentidos posibles.
Dejé Venezuela para embarcarme en una aventura llamada Seminario Teológico de Dallas, en Estados Unidos. A través de los años Dios me ha dado la increíble oportunidad de servirle a través de mis posts, videos y prédicas, pero siempre sentí un poco de frustración porque no tengo suficiente formación académica.
Sé perfectamente que eso no limita a una persona para enseñar, porque uno puede capacitarse de muchas maneras, pero anhelaba esto con todo el corazón. Solo Dios sabe cuánto.
Quería esto: profesores muy preparados en el área, trabajos asignados, notas, grupos de estudio, griego, compañeros con el mismo deseo que yo. Y, de verdad, creo que nunca en mi vida había sido tan feliz.
Estoy viviendo mi sueño. El anhelo más profundo que había en mí.
A veces, me levanto en las mañanas y pienso: «¿Esta es mi vida?» «¿De verdad me está pasando esto a mí?»
Siento una extraña combinación entre: «No lo puedo creer» y «como que siempre supe que pasaría».
Hay tantas cosas que quiero escribir y compartir aquí. Estoy aprendiendo mucho, dentro y fuera de los salones de clase, y prometo que en más de una ocasión me han dado ganas de salir corriendo y contarlo todo por aquí.
Sin embargo, tengo bastante tarea: libros que leer, trabajos que escribir, actividades en las que debo participar. Me he desvelado muchas veces tratando de terminar todo. Aparte, estoy en una nueva cultura hablando un idioma diferente, lo cual es un desafío adicional.
Quiero hacer amistades, conocer la ciudad, cumplir con mis asignaciones, limpiar mi cuarto, salir a trotar, dormir, cocinar decentemente…
Entonces, me acuerdo de este blog y de mi canal. Quiero hacer esto también, no solo porque me gusta compartir contigo lo que aprendo, sino porque le hace bien a mi corazón. Solo que todavía no sé bien cómo hacerlo parte de esta nueva vida.
«Está bien, Natacha, solo van 4 semanas, relájate y disfruta», diría mi mamá.
Ya sé, ya sé. Solo quería pasar por aquí y decirte que estoy bien. De hecho, estoy increíblemente feliz. Creo que Dios con amor me ha traído hasta este lugar para demostrarme Su fidelidad, y es mi anhelo poder bendecirte de algún modo con todo lo que estoy viviendo.
Solo que quizás me tomará un poco de tiempo descifrar el modo de hacerlo, pero supongo que eso está bien. Adaptarse a los cambios es un proceso, después de todo. Y creo que lo correcto es ser pacientes con nosotros mismos mientras aprendemos.


Replica a Creo que se me olvidó – Mi Baile Perfecto Cancelar la respuesta