¿Por qué la apologética ayudó a Kika Nieto en su crisis de fe?

3–4 minutos

«Hay dos formas de llegar a casa: una de ellas es quedarse ahí;
la otra, recorrer el mundo entero hasta volver a ella».

G. K. Chesterton

            En un video reciente, la YouTuber Kika Nieto habló de la crisis de fe que atravesó hace algún tiempo. Por los comentarios que leí, no fui la única en sentirse identificada con sus dudas y su fervorosa búsqueda de la verdad. En los años de mi juventud, yo también me hice la pregunta de: «¿Será que me lavaron el cerebro de pequeña y por eso creo en Dios?». Este tema no se habla lo suficiente y, por eso, aprecio mucho la honestidad de Kika. A mi yo más joven, le hubiese servido saber que no estaba sola y que podemos hallar una fe aún más fuerte del otro lado de las dudas y la incredulidad.

Kika Nieto

            Uno de los aspectos más resaltantes del testimonio de Kika fue el rol tan importante de la apologética cristiana en este proceso. Como sabemos, la apologética es la disciplina que presenta defensa de la fe cristiana con pruebas y argumentos lógicos. Kika contó que, en medio de su crisis, se sentó por primera vez a considerar la evidencia del cristianismo. Se dio cuenta de que su relación con Dios estaba principalmente basada en experiencias y no en hechos comprobables; y se propuso remediar eso. Estaba dispuesta a seguir a Jesús solo si Él es la verdad, lo cual me parece muy sensato de su parte.

            La apologética fue una de las piezas clave para ayudarla a superar esta crisis. Eso no es una sorpresa, pues justamente la apologética existe para fortalecer la fe de los creyentes. Aunque Dios puede usar pruebas y argumentos para alcanzar al que no reconoce a Jesús como Señor y salvador; en la mayoría de los casos, la apologética simplemente les da a los cristianos el permiso intelectual para poner su confianza en Cristo.

Anselmo (cortesía de Wikipedia)

            «¿Por qué decimos que el cristianismo es verdad?» es una pregunta válida y necesaria en nuestro andar cristiano. Pero, en este post, argumento que la evidencia, sin importar cuán convincente sea, no hace ninguna diferencia para el que ha decidido no creer en Jesús. El conocimiento y la evidencia solo hacen una diferencia en la vida del que, en su corazón, ya cree en Él. Esto, además, es consistente con un principio popularizado por el monje Anselmo de Canterbury (Inglaterra), que dice: «La fe busca entendimiento». Es decir, nuestra fe en Dios nos mueve a profundizar nuestro conocimiento acerca de Él: procuramos entender lo que ya hemos creído. Las personas no necesitamos entender para creer: necesitamos creer para entender. Para quienes no comparten nuestra fe, esto suena absurdo. Suena como si verdaderamente fuésemos víctimas de un lavado cerebral; como si buscáramos desesperadamente los argumentos que justifiquen una creencia heredada o impuesta por otros.

            Ante esto, los hallazgos de los apologistas cristianos sirven como respuesta. Como diría Kika, las experiencias son muy subjetivas y difíciles de evaluar. Pero, la evidencia está disponible para todos. Hallazgos comprobables apuntan a la veracidad de los hechos que confesamos como ciertos: Jesús es Dios, resucitó de entre los muertos y viene por segunda vez. Nuestra fe, a diferencia de cualquier otra confesión religiosa, puede comprobarse con hechos y razón. Pero, estos argumentos deben recibirse con un corazón dispuesto a creer la verdad.

En la búsqueda del significado de la vida, todos empezamos en algún lugar. Los cristianos empezamos con fe. Esa fe nos mueve a entender para tener «plena seguridad de lo que te enseñaron» (Lucas 1:4). Vivir con la certeza de nuestra fe es posible porque ¡el cristianismo es real!; y vale la pena saber en qué nos basamos para decirlo. Por eso, agradezco a Dios por Sus siervos los apologistas, que nos ayudan apreciar cuán cierta es nuestra fe. Pero, sobre todo, gracias a Dios por concedernos la gracia para creer en Su verdad. Esa es una casa en que vale la pena permanecer por siempre.

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