Que no te angustie el mañana

Diciembre de 2020.

Estaba en la recta final de mi 5to semestre en el seminario. Josué y yo habíamos sido novios por 5 meses. Había conocido a su familia el Día de Acción de Gracias y parecía que quizás íbamos a dar el *siguiente paso*. No estaba segura de si eso pasaría o de qué podría significar eso para mi futuro. ¿Perdería mi beca en el seminario si me casaba? ¿Qué clase de papeleo tendría que hacer si nos casábamos?

Acción de Gracias, 2020

Pero ¿me iba a casar?

Mientras trabajaba, iba a clases y salía con Josué, mi mente hacía miles preguntas sobre un futuro incierto sobre el cual no tenía ningún control.

“¿Nos vamos a casar?”
“¿Dónde vamos a vivir?”
“Si nos casamos, tendría que ser después de que se venza el contrato de mi apartamento”.
“¿Cuándo se vence el contrato?”
“¿Habrá penalización si lo cancelo antes de tiempo?”
“¿Habrá apartamentos disponibles en la residencia de casados?”
“¿Cuál será la fecha límite para apartar el apartamento?”
“¿Se puede firmar un contrato antes de que nos casemos?”
“¿Nos vamos a casar?”
“Si me fuera a pedir matrimonio, ¿como cuándo lo haría?”

Estaba perdiendo la razón.

Un día, estaba en la oficina de mi trabajo terminando una tarea pendiente. Tenía mi examen final de hebreo sobre el escritorio. No me estaba yendo muy bien en la clase, y pesaba 7 toneladas en mi corazón saber que, encima de todo, ese examen valía 25% de mi nota final.

Un buen amigo pasó a saludar a algunos de mis compañeros de trabajo, y me vio en la oficina. Me preguntó cómo estaba todo. Yo tenía cero intenciones de contarle cómo en verdad andaba todo. Mi plan era dar mi versión genérica de mi situación actual. Le conté de mi examen de hebreo. Le dije que tenía que entregarlo antes de finalizar la semana. Le conté cómo había estado sufriendo en la clase.

Este amigo es un estudiante internacional, casado con una mujer estadounidense, de modo que, ya que estaba ahí, le hice algunas preguntas hipotéticas sobre mi futuro imaginario. “Esto no es seguro, pero, si pasara, quisiera saber algunas cosas”. Le hice preguntas. Muchas. Y él pacientemente las respondió todas con base en la poca información que ambos teníamos. Fue un tanto inútil porque Josué y yo no teníamos planes concretos de nada todavía. Me parece que perdí mi compostura en algún momento, y mi amigo lo notó. Mi cara de pronto mostró la angustia que sentía.

Él guardó silencio, tomó el examen de hebreo de mi escritorio y dijo:

“Esto es en lo que debes pensar. Esto es lo que está frente a ti ahora y merece tu atención. De lo demás, te puedes ocupar cuando lo demás llegue. Hoy, haz tu examen de hebreo”.

Jesús lo diría así: “… no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:34, NVI).

Me estaba perdiendo del presente planeando una vida hipotética que todavía no podía planearse. Dios usó a ese amigo para recordarme que tengo una vida delante de mis ojos que requiere mi atención. Y, de hecho, Jesús claramente nos instruyó que no nos angustiemos por un día que no está aquí.

Cada día tiene ya sus problemas, así que, en el Señor, tratemos esos primeros.

Foto por Taylor Bryan

El final feliz de esta historia es que Josué y yo sí nos casamos y, ENTONCES, pudimos hacer preguntas y ocuparnos de muchas de las cosas que me preocupaban. Pero, ese día de diciembre, no era el momento para hacer nada eso. Ese diciembre, yo solo debía estudiar, pasar mi examen de hebreo y confiar en el Señor.

Tal vez, yo puedo ser para ti lo que mi amigo fue para mí en aquella ocasión. Sin importar cuál sea tu preocupación sobre el mañana, tal vez tú también debas quitar tu mirada de ese futuro que no puedes controlar. Puede que tú, al igual que yo, solo debas tomar la tarea que tienes en frente y ocuparte de ella. Cuando “mañana” llegue, “mañana” Dios te dará la fuerza para aquello. Hoy, solo tienes las fuerzas para hoy. No sirve de nada gastarlas en problemas que todavía no están aquí.

Sé, tanto como cualquier otro, que mantener los ojos en el presente no es fácil; pero, hay paz en abrazar el presente tal como es. Esta es la porción que el Señor nos ha concedido, y hay cosas buenas en ella también. Vale la pena vivirlas.

Publicado por Natacha R. Glorvigen

Cristiana. Publicista. Bloguera. Dios me ha cambiado la vida y vivo para contarles a otros que Él puede hacer lo mismo por cualquiera.

Un comentario en “Que no te angustie el mañana

  1. Amén amén..gracias Naty por esa enseñanza tan espectacular…me vino como anillo de compromiso al dedo…wuaoo es así vivir el día a día confiados en el SEÑOR es nuestra mejor decisión..porque así podemos experimentar esa paz que viene de lo alto en cada una de nuestras actividades diaria y lograr nuestras metas y propósitos conforme a lo que soñamos ..pero de su mano que es nuestro mejor pasé de Cortesía ..Gracias gracias por compartir tu testimonio que me ayudan a seguir y lograr mis sueños y mis Metas en completa paz ..TE REAMO MI AMADA …Muak!!!

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: