A finales del año pasado, tuve la increíble oportunidad de entrevistar al autor y conferencista Barnabas Piper *cofcofhijodeJohnPipercofcof*.
En 2015, leí su libro “Help My Unbelief” (Ayuda a mi incredulidad) y causó un impacto muy grande en mí porque, como he mencionado unas cientos de veces, tuve muchas luchas con mi fe al principio de mi andar con Dios.
#ConfiesoQue estaba muy nerviosa cuando aceptó la entrevista porque él es un poco (muy) sarcástico en sus redes sociales. Me asustaba no hacer un buen trabajo, pero todo salió excelente al final, o al menos eso creo.
Respondió mis preguntas y espero sus respuestas puedan bendecirte a ti tanto como a mí.
(Con voz del pirata de la intro de Bob Esponja): ¿Están listos, chicos?
1. Natacha Ramos: ¿Cuál fue el último regalo que diste?
Barnabas Piper: Veamos… mi hija cumplió años. Una de las cosas que le di fue una almohada en forma de emoticon, le regalé el de los lentes oscuros.
2. NR: Si pudieras ser cualquier atleta, ¿cuál escogerías?

BP: Uno de mis favoritos cuando era pequeño era un jugador de béisbol llamado Kirby Puckett, jugaba la posición de center field con los Minnesota Twins. De joven, yo era bajito y un poco robusto o rechoncho, como dirían algunos; Kirby Puckett también era bajito y

rechoncho, y lo amaba. De niño, él hubiese sido mi primera opción sin duda.
Sin embargo, si pudiera ser cualquier atleta ahora, probablemente elegiría a Stephen Curry de los Golden State Warriors porque es un jugador de básquetbol increíble.
3. NR: Si pudieras cantar cualquier canción en The Voice, ¿cuál cantarías?
BP: Que sea “Bohemian Rhapsody” del grupo Queen, porque creo que es una de las canciones más raras y divertidas; quizás también una de las que más me divierte cantar en el carro.
- Tendría un gran rating ese episodio, sin duda.
4. NR: ¿Cuál es la pizza perfecta para ti?
BP: solo salsa y pimentón, al estilo neoyorquino.
- Ni sabía que ese estilo existía cuando me lo dijo x) Ya leí un poco al respecto y, según entiendo, son pizzas muy grandes y tienen la masa súper fina, así que puedes doblarlas sin que se rompan.
5. NR: ¿Cuál ha sido el mejor cumplido que has recibido?
BP: El mejor cumplido que he recibido es cuando las personas me dicen que algo que escribí las animó o las ayudó en algún momento.
Siempre me motiva porque, cuando escribes, tú esperas que el contenido conecte con la gente y la ayude en alguna oportunidad porque es verdadero y beneficioso.
Por eso, cuando las personas se toman el tiempo para decirme que alguno de mis libros les ayudó, para mí es increíblemente motivador, porque me muestra que eso en lo he depositado mi esfuerzo, eso que siento que Dios me ha dado la habilidad de hacer, es algo que Él está usando y que lo estoy haciendo del modo correcto.
PART II: Aquí vamos con la parte más seria (o eso creo)
NR: ¿Puedes compartir con nosotros una de tus experiencias más significativas con Dios?
BP: Una que siempre vuelve a mi mente es aquella que sirvió como punto decisivo para mí. Estaba atravesando una crisis de fe muy significativa. Crecí en la iglesia, conocí a Dios desde una edad muy temprana, era creyente; pero, gran de todo eso en realidad era heredado; fue algo con lo que crecí. Había mucha familiaridad, pero no mucho de una relación personal con Dios.
Cuando entré en la década de los 20, esa fe superficial comenzó a traer algunas consecuencias. El pecado había entrado en mi vida y me empujó en direcciones a las que no debí ir. Terminé metiéndome en un gran lío, incluso me despidieron de mi trabajo, todo porque el pecado comenzó a definirme más que mi relación con Cristo.
Hubo una persona que me ayudó a atravesar este proceso de descifrar en qué creía realmente; él me señaló los evangelios, ya sabes: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Me dijo: “¿por qué no empiezas a leerlos y miras si puedes darte a conocer a Jesús otra vez y dejar que Él se te dé a conocer a ti nuevamente?”. Y lo hice. Leí todo el evangelio de Mateo y llegué a la mitad de Marcos; allí me encontré con Marcos 9.
En Marcos 9, está la historia de un padre que trae a su hijo poseído ante Jesús; el papá no tiene idea de qué hacer. Nadie ha podido ayudar a su hijo y le dice: “ayúdanos si puedes”. Jesús le responde: “‘¿si puedo?’ Todo es posible para el que cree”.
El padre le dijo: “creo, ayuda a mi incredulidad”. Y esa frase se convirtió en algo que comenzó a darle forma a mi fe, porque me di cuenta de que no existe tal cosa como una fe perfecta, y no hay tal cosa como una fe sin dudas, tampoco se pueden tener todas las respuestas; esos son mitos, no es real.
Eso me dio la libertad de venir a Jesús personalmente, tal como ese padre lo hizo, y decirle: “ayuda a mi incredulidad”, y admitir las cosas con las que luchaba para creer o las cosas sobre las cuales tenía preguntas; pero también la de acercarme con la disposición de creer.
La primera mitad de esa frase dice “creo”, así que el padre vino y dijo: “sí creo. Sí te sigo. Sí confío”, pero también dijo: “no creo. Me cuesta creer”. Creo que ambas cosas son ciertas en la vida de cada creyente, y eso se convirtió en algo que me dio la libertad de crecer en la fe de un modo que no había experimentado antes.
2. NR: Es decir, lo que te ayudó en este momento de tu vida fue simplemente reconocer que tu fe no tenía que ser perfecta.
BP: Cierto, y el hecho de que pudiera traer mi fe imperfecta directamente a Jesús. Una de las cosas que más me impactó fue que el hombre no le dijo esto a un amigo, no lo escribió en su diario o lo publicó en un blog. Se lo dijo directamente al hijo de Dios. Le dijo “yo creo”, y luego admitió sus propias dudas; así experimentó la libertad de saber que Jesús no demanda o espera una fe perfecta, él espera un compromiso con la fe.
3. NR: ¿Alguna vez llegaste al punto de decir: “ya no creo”?
BP: No llegué al punto de decir “ya no creo”, “no creo en Dios” o algo así.
Pero, definitivamente llegué al punto en que dije “no sé qué creo”. No podía diferenciar entre lo que me habían enseñado y aquellas cosas a las que yo realmente quería consagrar mi vida.
Creo que, como cristiano, creer es un compromiso a vivir de una cierta manera. Si crees en algo, eso afectará tu forma de vivir: “voy a seguir a Jesús” no significa creer que Jesús existe, significa “voy a seguir a Jesús”. Entonces, me vi en una posición en que dije: “todo esto con lo que crecí, toda esta teología, todo este conocimiento bíblico, todos los viajes misioneros en los que he estado… no sé qué significan”. Por eso, tuve que responder esta pregunta: “¿qué me define?” “¿Quién soy a la luz de Jesucristo?”.
Pude haber ido en la otra dirección; pude haber dicho: “no creo nada de esto”. Pero, ese fue el momento en que la gracia de Dios me atrajo a Jesús en vez de dejar que me alejara de Él.
4. NR: Usualmente, las personas que fueron criadas en hogares cristianos sienten que les han entregado respuestas incluso antes de que tuvieran preguntas. De alguna u otra forman han escuchado: “está bien si eres curioso, pero tenemos estas respuestas, no pienses más allá de ellas”. A veces, eso es difícil de aceptar. ¿Qué podrías decirles a las personas que están luchando con esa frustración ahora mismo?
BP: Creo que eso no es verdad. Creo que tenemos que hacer preguntas y creo que, si estás atrapado en un contexto en que las preguntas no son aceptadas, deberías hacer todo lo que puedas por estar en uno donde estas sean más bien promovidas.
Hacer preguntas es algo saludable, pero debe haber un corazón que busque la verdad y no uno que quiera generar duda.
Tú puedes preguntar de dos maneras. Puedes hacer una pregunta para desafiar la autoridad, para desprestigiarla. Puedes hacer la misma pregunta: “¿por qué hacemos eso?”, y preguntarla porque realmente quieres aprender, o puedes preguntarla porque al final quieres decir “eso es estúpido y estoy en desacuerdo”. Podemos preguntar de ambas formas con respecto a Dios.
¿Tus preguntas te están acercando más a Dios o te están alejando de Él? Lo otro que también pienso que debemos recordar es que las preguntas son parte de la fe.
Piensa en Hebreos 11. Dice que la fe es la “certeza de lo que se espera” y la “convicción de lo que no se ve”. Las frases “lo que se espera” y “lo que no se ve” implican que no estamos seguros de esas cosas, las preguntas van a surgir. La fe, por definición, implica que no estamos seguros de algo, pero que sí estamos comprometidos con ello. Significa que creemos en algo, pero que hay un área que no entendemos, y eso ocurre porque Dios es grande e infinito, va mucho más allá de nosotros, que somos finitos. Así que vamos a tener preguntas, y eso es bueno, así es como nuestra fe crece.
5. NR: Las dudas y el ateísmo parecen ser el gran desafío de nuestra generación. Por lo tanto, nosotros los cristianos hemos tratado de presentar evidencias de la fe que tenemos para ayudar a otros a ver la verdad; sin embargo, a veces da la impresión de que el conocimiento no bastara para ese propósito. ¿Por qué pasa eso?
BP: No creo que una persona se convenza de la existencia de Dios a través de argumentos. Así que, si alguien dice que no cree en Dios –sea agnóstico, ateo o donde se halle en esa escala–, no pienso que los argumentos y las evidencias sean el elemento que los va a inclinar hacia la fe, hacia seguir a Jesús.
Creo que la evidencia es valiosa y útil, pero existe lo que llamamos la revelación del Espíritu Santo que mueve el corazón de las personas de “espiritualmente muerto” a “espiritualmente vivo”; por eso, el conocimiento por sí solo no es suficiente.
Hay expertos bíblicos que no siguen a Jesús con sus vidas. No son creyentes en Cristo en lo absoluto, y aun así conocen la Biblia mejor que tú, mejor que yo, mejor que muchos pastores. Ellos saben los idiomas originales, conocen la cultura de la época, entienden todas esas cosas, y aun así no siguen a Jesús… porque el conocimiento solo no basta.
Es una relación viva entre el alma del ser humano y Jesús a través del Espíritu Santo lo que hace a una persona esté espiritualmente viva; esa es la razón por la cual el creciente índice de ateísmo y este sentido general de escepticismo no me preocupa mucho, relativamente hablando.

Vivo en la zona sur de Estados Unidos, lo que llamamos “Bible Belt” (Cinturón bíblico); aquí el cristianismo es algo así como la norma cultural. La mayoría de las personas asiste a la iglesia los domingos y hay una creencia general en Dios por parte de la población, pero aquí no encuentras un porcentaje mayor de personas siguiendo a Jesús.
De alguna forma, sería mucho más sencillo si dijeran “no, no creo”; pero, es difícil convencer a alguien de que no cree en Dios antes de que sí crea realmente en Él. ¿Entiendes a lo que me refiero?
- Es decir, en esa parte de Estados Unidos hay muchas personas que crecieron creyendo en Dios porque así les enseñaron, pero en verdad no creen por sí mismos. No se enfrentan a la realidad de que no creen porque piensan que sí creen… mmm, sí es confuso, pero creo que se entiende.
Por eso, no me afecta mucho que las personas sean lo suficientemente valientes como para decir “no creo en nada de eso”, porque, bueno, ahora tengo la oportunidad de presentarles al Jesús que cambió mi vida, la relación que tengo con Él; y de tratar de mostrar cómo me trasformó, la obra que ha hecho en el mundo, su poder creativo y esa clase de cosas.
Pero, una creencia general en Dios no cambia la vida de las personas, solo una relación personal con Jesús hace eso.
¡Ahí la tienes! Otra entrevista que me hizo muy feliz. Espero que te haya bendecido leerla.
Por cierto, Barnabas Piper va a publicar otro libro el 1ero de marzo: “The Curious Christian” (El cristiano curioso). Ya tengo mi copia y estaré publicando la reseña muy pronto.
Si te lo preguntas, él tiene un libro en español que se llama “El hijo del pastor: Cómo encontrar tu propia identidad”.
Si quieres saber más de él, lo encuentras en sus redes sociales:
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¡Nos vemos pronto!