En el divino arte de crecer, nos enfrentamos a muchas situaciones que no estamos seguros de cómo resolver.
Quizás empezamos nuestro primer trabajo o un nuevo trabajo, tal vez nos vemos desempleados, casados, divorciados, con hijos, solteros-por-más-tiempo-del-que-pensábamos, en otro país, viviendo con desconocidos, en una relación, sin una relación, en fin, en circunstancias a las que no estamos acostumbrados.
En otras palabras, esa versión de ti mismo que siempre has conocido ahora se enfrenta a una situación desconocida, y los resultados pueden ser muy buenos o terriblemente desastrosos.
Por ejemplo, la versión de mí que se dedicó solo a estudiar no tenía idea de cómo sería manejar un horario de oficina de 8:00 a. m. a 5:00 p. m. Y la versión de mí que vino a Dallas nunca había tenido que lidiar con el invierno o con los pagos de impuesto.
En cada experiencia aprendemos a conocernos a nosotros mismos. Yo descubrí que puedo sobrevivir un horario de oficina si llevo merienda, y que el invierno y los impuestos jamás estarán en mi lista de favoritos.
Pasa, sin embargo, que ante ciertas situaciones reaccionamos de formas que no se parecen a nosotros, o quizás preferimos huir y no enfrentarlas en absoluto.
En uno de los episodios de “Las Chicas Gilmore”, Rory, una de las protagonistas de la serie, atraviesa por algo muy nuevo para ella, que no sabe cómo resolver. A pesar de siempre haber sido una estudiante prodigio, le dijeron en su cara que no tenía lo necesario para convertirse en la periodista que soñaba ser.
N-U-E-V-O.

A Rory nunca le habían dicho que no podía hacer algo. Entonces, huyó.
Esa versión de sí misma que conocía se vio frente a una situación desconocida, y quiso escapar. Abandonó la universidad y se dedicó a un trabajo que en nada se parecía a lo que siempre había querido lograr.
Uno de sus amigos más cercanos, Jess, la visitó luego mucho tiempo. Al darse cuenta de las decisiones que había tomado, le dijo:
“¿Qué pasa contigo? Te conozco. Te conozco mejor que nadie y esta no eres tú … ¿Por qué dejaste la universidad? Esta no eres tú, Rory. Tú lo sabes. ¿Qué pasa?”
En verdad, Jess, le pasa lo que a veces pasa: simplemente, no sabemos cómo “nosotros mismos” encaja en una vida que no planeamos. A veces, se nos olvida cómo éramos y los valores que atesorábamos en el corazón. En ocasiones, parece mejor huir y refugiarnos en aquello que nos hace sentir que no somos un fracaso total.

Por eso, es tan importante que nos rodeemos de personas como Jess en la vida, gente a quien le hayamos entregado el derecho de decirnos: “¿Qué estás haciendo? Este no eres tú”.
Necesitamos gente que nos recuerde nuestros sueños, nuestra fe, nuestra pasión y nuestras ganas cuando nos tropezamos con murallas que parecen más altas que nosotros.
Cambiar es parte de crecer, pero no siempre cambiamos por las razones correctas, de las formas que son más consistentes con quienes queremos llegar a ser.
Entonces, necesitamos amigos. Necesitamos personas que nos digan: “Así no es como quieres crecer. Este no eres tú”.
Y, como Rory, quizás descubramos que debemos hacer un viaje de vuelta a la universidad.
Me encantaaa! ♥♥
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Eso me hace feliiz, Ani! Un abrazote.
Me gustaMe gusta
H E R M O S O !!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡Muchas gracias! ❤️
Me gustaMe gusta