Como hacen los romanos

Cuando pensaba en mi vida en el seminario de Dallas, fácilmente podía imaginarme los salones de clase, la grama en la entrada y el edificio donde viviría. Practicaba cómo me presentaría y qué respondería cuando me preguntaran por mi país.

Al llegar, me impresionó todo lo que vi. “Luna de miel” le llaman a esta etapa del shock cultural. Todo es nuevo. Todo es emocionante. Las diferencias nos maravillan y queremos integrarnos rápidamente.

Durante esos meses, creé el hábito de elevar la cultura que ahora me rodea y ponerla en un pedestal. “Su forma de hacer las cosas es la correcta”, pensé, “y yo debo comportarme como se comportan aquí”.

Bien lo dice el dicho: “Cuando estés en Roma, haz como los romanos”.

Entonces, yo quise hacer lo que veía, no para adaptarme, sino porque lo creí mejor.

Un día, después de una conversación con mi mamá, me di cuenta de que estaba en camino de “americanizarme”, de intentar crear una versión “gringa” de mí.

A raíz de eso, me hice muchas preguntas; preguntas sobre quien soy y sobre quien debería ser. Pensé en cómo encajo en este lugar y en cómo le estoy permitiendo moldearme.

Cambiar es inevitable, sin importar en qué lugar del mundo vivamos. Pero, no quiero cambiar por las razones equivocadas o de una manera que no sea fiel a la persona que soy hoy.

Por eso, tomé una decisión:

“Cuando estés en Roma, haz como los romanos” es el peor dicho que he escuchado en mi vida.

Quizás nació con la intención de mostrar respeto a la cultura que te recibe, de aprender el idioma de vida de los otros mientras convives con ellos.

Sin embargo, no puedo “hacer como los romanos” todo el tiempo y en toda circunstancia, fundamentalmente porque no soy romana. No me convierto en una solo porque ahora vivo en Roma.

En mis días de luna de miel cultural, creí que mis diferencias me hacían “menos que”; pero, no es así. Mis diferencias me hacen quien soy, y me siento orgullosa de quien soy y de donde vengo, y de la cultura que me formó.

En una ocasión, le pregunté a una de mis amigas americanas si mi inglés se entendía bien. Ella me animó mucho y me dijo: “No tengo problemas para entenderte. Tienes un acento, claro, y haces un énfasis particular en ciertas palabras. Si dejas de hablar español con frecuencia, quizás ese acento podría desaparecer, pero ¿por qué querrías perderlo?”

¡Exacto! ¿Por qué querría? Mi acento es mío. Me lo traje de Venezuela. Me traje mi forma de hablar. Me traje mis exageraciones y mis arepas. Me traje mi forma de adorar. Y eso está bien.

Entonces, cuando estés en Roma, aprende de los romanos, respeta a los romanos, convive con los romanos… pero no hace falta que te conviertas en uno. En Roma seguro hay espacio para que todos seamos quienes somos de verdad.

Natacha Ramos

Publicado por Natacha R. Glorvigen

Cristiana. Publicista. Bloguera. Dios me ha cambiado la vida y vivo para contarles a otros que Él puede hacer lo mismo por cualquiera.

6 comentarios sobre “Como hacen los romanos

  1. Aqui no hay manitos para aplaudirte, pero que bien que lo entendiste, que bien que lo plasmaste, asi es mi saltamonte!! nunca cambies tu escencia es lo que te hace ser tu misma, Te Amo. Dios te Bendiga

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