“He aprendido, Ash, que, cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles,
lo peor que podemos hacer es no decir nada”.
Allison Trowbridge
Estoy segura de que un sector de la población, aquel que apoya al gobierno nacional, siente razones para celebrar por la Asamblea Nacional Constituyente, el gran “poder originario”.
Pero yo estoy destrozada por dentro. Me siento triste, defraudada, decepcionada, burlada e indignada; todo junto, de un solo golpe.
Por primera vez en toda mi vida como venezolana, puedo decir que realmente he estado asustada. Soy cristiana, amo a Jesús y creo que Dios gobierna y, a pesar de eso, por unos minutos, mientras escuchaba a la presidenta del Consejo Nacional Electoral dar unos resultados que no reflejan en nada la realidad que yo vi, unas gotas de angustia me cayeron en el corazón.
Me preocupa que mis gobernantes estén dispuestos a mentirme en la cara con tal de aferrarse al poder. Y, sobre todo, siento tanta rabia, porque yo ilusamente me negué a creer que realmente fuesen capaces de llegar a tanto.
Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.
1 Timoteo 2:1-3
No quiero.
No quiero orar por ellos. No quiero.
Una parte de mí quiere que se arrepientan a la mala. Quiere que sean avergonzados. Quiere llamarlos “corruptos”, “ladrones”, “delincuentes”, “fraude”.
Pero, por alguna razón, aunque parece lo justo, no puedo sentir que Dios me apoya en eso. No puedo sentir que sea Su voluntad que los insulte como deseo, como creo que se merecen.
Me entristezco y me angustio, pero sé que mi Padre espera que mantenga en alto mi fe. Es Su voluntad que crea en Él a pesar de lo que veo. Es como si dijera en mi corazón: “Quiero que recuerdes quién soy yo. No escuches a los que murmuran. Mírame y recuerda quién soy. ¿Acaso hay algo imposible para Mí?”.
Los gobiernos de la tierra no son más grandes que mi Señor.
Con mucho o con poco. Con justicia o en medio de injusticias. En abundancia o en la más terrible escasez, Él cuida de mí. Este es el juego de ajedrez de Dios. A Él nada lo toma por sorpresa y mueve las piezas como quiere.
Si cometieron fraude electoral, como (casi) todos lo entendemos, hago bien en recordar que Dios no está de Su lado y que Él se encargará de hacer justicia.
Mientras tanto, oraré por ellos, bendeciré a mi país y amaré a mi prójimo. No hablaré el mal que deseo, sino que proclamaré lo bueno que Él desea escucharme decir; porque yo quiero venganza, pero Él quiere fe.
Y, a lo mejor de mi capacidad, eso es justo lo que le daré.
me imagine que esta era tu reflexión.que bueno que hablaste y que sigas el camino que te indica la fe , es la que nos puede dar la fuerza necesaria para seguir adelante.un beso y sigue adelante.
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¡Amén! Así lo creo. ¡¡Gracias, sra. Neila! Le mando un abrazo ❤
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Bendito sea Dios por tus palabras! Pa lante pues!!! Pido también mucha fortaleza para poder tener la fe necesaria en estos tiempos!
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¡Améen! Así es. En Dios todo lo podemos ❤
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Gloria a DIOS por esa palabras, verdaderamente DIOS ES REAL y no cambia su verdad… esa verdad que nos bendice en cualquier circunstancia en cualquier situaciòn…hoy màs firme que nunca seguiremos creyendo que EL es màs que suficiente para nuestras vidas… ALELUYA!!!
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¡Síii! No dejaremos de creer. ¡Te amo, tía! Tú eres ejemplo de fortaleza y fe ❤
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