Si alguna vez has visto/leído “Las Crónicas de Narnia”, probablemente ya sabes que hay una frase muy característica utilizada para describir algo que Aslan es… o mejor dicho, algo que Aslan no es.
Antes que nada, es importante recordar que Aslan tipifica a Jesús (el Salvador del mundo, no tu amigo del colegio), por tanto, esta particularidad de Aslan, según el autor, describe muy bien al carpintero de Nazareth a quien semana tras semana nos reunimos a adorar. ¿Sabes de qué se trata? Bueno, aquí va:
“Aslan no es un león domesticado”
En los libros aparece TANTO, que hubo un momento en que pensé (seriamente): “esto debe de ser importante, pero no estoy segura de por qué”.
Con el tiempo, luego de algunas experiencias vividas, finalmente lo entendí.
Aslan no es predecible.
Puede que lo conozcas, pero jamás lo habrás comprendido lo suficiente como para anticipar cómo actuará o por qué lo hará de esta manera o de aquella otra.
Él no actúa bajo los parámetros que tienen los narnianos. No está obligado a obrar como lo hizo en el pasado o a intervenir como otros lo han planeado… es más, puede escoger hasta no intervenir en lo absoluto.
Pasa de hacer proezas increíbles a dar la impresión de que no está por ninguna parte.
¿Encuentras el parecido?
¡Dios es igual!
Creo que eso estaba claro en mi mente, pero yo no he estado actuando como si lo creyera de verdad.
Si me escucharas orar o si vieras en mi mente por un instante, te darías cuenta de que en ocasiones tengo a Dios metido en una caja de 1 m x 1 m, es decir, pienso que entiendo la forma en la que Él va a actuar: los cómo, cuándo, dónde y por qué; como si ya tuviera descifrados Su carácter y Su naturaleza por completo.
Pienso que entiendo qué clase de oración responde, a qué personas le habla y bajo qué condiciones, cómo se hace para que resuelva una situación de determinada manera.
Confiadamente hago mis peticiones con claras indicaciones de cómo espero que resuelva todo; y, claro, ya te imaginarás los problemas que eso me trae, seguro los mismos que tú has experimentado: usualmente no hace lo que le decimos… en ocasiones, hace todo lo contrario.
¿Por qué?
Simple: Él no es un león domesticado. No es el hada madrina de cenicienta ni el genio de Aladín. ¡Es Dios! Inescrutable, impredecible, insondable. Con planes y pensamientos muy por encima de los nuestros.
Si acaso hoy Dios no ha hecho como pensabas, tranquilo, no solo te pasa a ti. Bienvenido al club de exsabelotodos que se han visto forzados a entender que Él hace como quiere y que, aunque parezca difícil de creer, eso está bien y es justo lo que necesitamos.
Hoy es un buen día para abrazar lo impredecible de Dios y dejarnos llevar por Él, confiados en que nos llevará a un buen lugar… a pesar de que debamos cruzar algunos caminos inciertos en el proceso.