Tu voz me llama a las aguas…
Así comienza la famosa canción cristiana “Océanos”, del grupo Hillsong.
Es hermosa y me gusta mucho el mensaje claro que transmite: Dios, aquí estoy, llévame adonde quieras. Colócame en el lugar que has preparado para mí; allí dependeré de ti como nunca antes.
Perfecto.
Solo un problema: llevarlo a la práctica en nuestra vida diaria.
“Que tu Espíritu me guíe sin fronteras, más de las barreras, adonde Tú me llames”
Eso suena genial y sumamente espiritual, pero muy poco concreto.
Lo más seguro en la vida es que la voluntad de Dios no nos deje literalmente en un océano, sino que nos guíe “más allá de las barreras” de nuestras casas, y nos deje justo a la puerta de nuestra persona menos favorita en el mundo para arreglar las cosas después de tanto tiempo.
¿Ah?
Sí.
Es importante declarar la letra de esa canción, bueno para nuestra alma; pero, igual de relevante es cómo aplicarla.
Creo que a todos nos resulta sencillo decirle a nuestro Padre Celestial: “haz conmigo lo que desees”.
La parte difícil es cuando Él le pone nombre y apellido a ese “lo que desees”: “trata mejor a tus padres”, “ya no pelees con esa persona”, “pide perdón”, “déjalo ir”, “sujétate a ese jefe”, “quédate”, “termina esa relación”, «habla con esa persona».
Siempre que trato la “voluntad de Dios” como un simple concepto, me es fácil rendirme y cantar “Océanos” todas las veces posibles porque no duele, no requiere nada de mí en el momento excepto estar de acuerdo con una idea, con la vaga certeza de que me gustará todo desde el principio.
Sin embargo, es probable que allí donde tú estás Dios ya ha puesto delante de ti algo en concreto que debes hacer, ese es tu mar, esas son las aguas a las que te llama. Te está guiando. ¿Tú estás moviendo tus pies en esa dirección donde tus pies pueden fallar?
De vez en cuando, nos toca abrir los ojos, dejar de cantar y tomar acción.
Ya no decir: “iré adonde me llames”, sino ir.
Quizás hacerlo no se sienta tan espiritual como cuando lo cantamos en nuestros cuartos o rodeados de personas en la Iglesia pero, a la hora de la verdad, se trata de lo que más honrará a Dios, cambiará nuestras vidas e impactará al mundo.
Estemos siempre listos para cantar “Océanos” con nuestras vida. Eso hará toda la diferencia.
EXCELENTE COMO SIEMPRE ❤
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¡Gracias, Pedrito! 😀 😀
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Me encanta!! *.* Ese es tu mar, esas son las aguas a las que te llama 😮
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¡Síii! 😀 ¡Te quiero, Ani! ❤
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Cuando canto la canción «Océanos» inevitablemente pienso en que «sin fronteras, mas allá de las barreras, a donde me llames» expresa mi disposición de salir de mi comodidad, salir del lugar en el que estoy, que no hay fronteras geográficas, ni barreras culturales o lingüísticas que limiten ese lugar al que Dios quiere llevarme. Confiar en Dios y depender de él, también puede significar que el lugar donde él nos lleva es a servirle lejos entre aquellos que no le conocen…
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¡Por supuesto! Aplica perfectamente también 😀 La mejor parte es que tú estás dispuesta a dar esos pasos más allá de las barreras 😉 ¡Que así lo estemos todos!
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Me asombra tu interpretación de la canción. Como dices, ¡qué tan fácil es cantar, y tan difícil vivirlo!
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Síi, pero también creo que cuando nos damos cuenta de lo que estamos diciendo y lo cantamos con sinceridad, Dios nos llena de gracia, fuerza y fe para vivirlo. ¡Un abrazo, Jorge!
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