Un día como hoy, hace un año exactamente, nació “Mi Baile Perfecto”.
Surgió de una simple conversación con mi amiga, Macsy.
“¿Por qué no abres un blog?”, me preguntó
“Puede ser”, le contesté, dado que no conseguí ninguna buena razón para no abrirlo.
Lo pensé un poco y decidí intentarlo el 5 de enero de 2015.
Sin embargo, cuando publiqué el primer post y le dije al mundo lo que estaba haciendo (o sea, a mi pequeño mundo), me dio un leve ataque de pánico.
“¿En qué me metí?”, fue más o menos lo que pensé.
Me asusté.
Yo sabía que podía escribir una o dos cosas en una página… pero mantener un blog requería mucho más que eso: constancia, dedicación, algo que decir todas las semanas. ¡Mucha presión!
No se lo había contado a nadie pero la preocupación estaba allí, en mi corazón.
Así que decidí enfrentarlo. Entré en mi cuarto, me senté en el borde de mi cama, cerré mis ojos y le dije a Dios:
“Señor, ¿y qué si no se me ocurre nada que escribir?
¿Y si se me acaban las ideas?”
Cuando hago ese tipo de oraciones, usualmente no recibo respuestas inmediatas; casi nunca, en realidad. La mayoría de las veces, Dios solo me calma, me llena de paz y me guía a la respuesta con el tiempo.
Sin embargo, esa vez, un día como hoy, sentí que el Señor habló a mi corazón así:
“Si ya no tienes más nada que escribir, eso significará que ya habré terminado contigo ahí y te pondré a hacer otra cosa”
Sonrío solo de acordarme.
Me dio tranquilidad saber que Dios llenarías mis posts con palabras que pudieran bendecir; cuando eso ya no pasara, sería porque Él cumplió Su propósito allí y tocaba algo más.
Lo mismo aplica para ti sin importar dónde el Señor te haya colocado en este tiempo.
La vida viene por temporadas y nuestro Padre Celestial nos acompaña en cada una. “Mi Baile Perfecto” y “Dancing Words” son mi temporada ahora; espero que mientras Dios me mantenga en ella, tú te alegres al compartirla conmigo.
Natacha R. Glorvigen 