En la universidad me enseñaron que vivimos en una sociedad secular.
**SECULAR**
Que no pertenece a ninguna orden religiosa.
A pesar de que las personas sí tengan una religión, la cultura les exige que se la guarden y la muestren a puerta cerrada nada más.
Si tú, tajantemente, insistes en involucrar tus creencias en los bancos, el trabajo, la escuela o en cualquier otro lugar que no sea ni tu casa ni tu iglesia, la gente querrá callarte.
Los ofendes.
Los incomodas.
Violas las leyes no escritas de: quédate tu Dios solo para ti.
Y, con tal de silenciar tu fe, la gente puede ser un poco (bastante) radical.
Esto justamente lo comprobó un grupo de jugadores de la selección brasileña de fútbol hace unas semanas cuando, después de un juego amistoso contra Estados Unidos, Kaká y David Luís (jugadores conocidos ampliamente por su fe cristiana) organizaron un tiempo de adoración a Dios en su hotel. Incluso invitaron a un pastor para que estuviese presente y dirigiera el servicio.
El seleccionador de Brasil, Dunga, criticó a los jugadores por esta acción (tú sabes, como si estuvieran atracando un banco en su tiempo libre).
El famoso entrenador conversó con este pequeño grupo de rebeldes para corregir el vergonzoso acto de inmediato.
El Diario La Verdad, un periódico venezolano, reseñó lo siguiente:
Dunga recalcó que no se opone a ninguna religión, pero invitó a sus jugadores a practicar su fe interiormente y a no hacer publicidad de ello.
Entrenador Dunga, entiendo su posición al no compartir la fe los jugadores y respeto su autoridad para poner las normas en el equipo, pero creo que es mi deber como cristiana aclararle esto, solo para que lo sepa:
De ninguna manera la fe en Jesús es para meterla en un cajón donde nadie la vea; de hecho, se supone que le hagamos toda la publicidad que esté a nuestro alcance porque nuestro Señor y Dios nos ha dado una vida buena, abundante, llena de esperanza.
Se trata de que la mayor cantidad de personas posible se entere de lo que Jesús tiene para ellos, no al contrario.
Gracias por su amable invitación, pero la fe en el único Dios verdadero no es para practicarla solo interiormente, sino para contagiar todos a nuestro alrededor de las maneras que podamos.
Eso es verdad para cada creyente en el mundo.
¿Eres cristiano? Muéstralo.
Que el mundo se ofenda.
Que la sociedad se incomode.
Pero que tu fe sea cada vez más y más evidente.