Dios ha diseñado a cada persona de forma única. ¿Te has dado cuenta, verdad?
Todos tenemos gustos diferentes y vemos la vida desde distintos ángulos.
Hay personas preocupadas por los detalles, otras se fijan más en el cuadro general… unas se fijan en los colores y otras en que no te salgas de las líneas.
Una de las cosas que más me asombra en la vida es ver cuán distintos somos y pensar en que el Señor nos creó así a propósito, con un propósito.

Por esa misma razón, cada persona, de acuerdo con cómo ha sido diseñada, experimenta a Dios de una manera particular.
Por ejemplo, Eric Liddell, el famoso corredor olímpico, solía ver hacia el cielo para “beber el gozo de Dios” mientras corría. De alguna manera, se sentía cerca de Él de ese modo.

Por otro lado, el reconocido piloto de Fórmula 1, Ayrton Senna, dijo que sintió la presencia de Dios cuando hacía la última carrera del primer campeonato que ganó. En sus propias palabras: “vio a Dios”.
En la novela “Leota’s Garden” (El jardín de Leota), el personaje principal de la historia (Leota), decía que eso mismo le pasaba en el jardín.
Dios es así.
Él sabe cómo nos creó y se relaciona con nosotros con base en ese diseño.
A mí me pasa con las palabras. Siento que Dios me creó para que lo conociera a través de ellas.
El placer del que habla Eric Liddell, yo lo vivo de esa manera.
Nunca me siento tan cerca de Dios como cuando estoy enseñando, leyendo o escribiendo.
Así como una persona se siente plena con la música, con el deporte o con la danza, las palabras han sido para mí el más sublime placer y sé que es la huella de mi Creador en mí. Él se me da a conocer de esa manera.
De alguna forma siento que en medio de la satisfacción que una buena frase o historia produce en mí, Dios está ahí. Hablándome. Buscándome. Haciéndome sentir un poco más viva.
Dios está en las palabras. Dios me llama con palabras.
¿Locura?
Supongo que sí.
Locura como la de Ayrton Senna viendo a Dios en una carrera de Fórmula 1, supongo; pero, es la manera en que Dios nos ha diseñado.
Creo que Él nos habla a través de lo que nos apasiona, que esa sensación de “pertenezco aquí y aquí me quiero quedar por siempre” es Él dándose a conocer por ese medio.
Como diría C.S. Lewis:
“Dios nos susurra a través de nuestros placeres…”
Amo las palabras. Amo cómo ideas, historias y frases pueden generar cambios. Amo al Autor de las palabras, que con un dicho de Su boca me hace vivir y luego vivir otra vez plenamente en Él.
Sea como sea que Dios te haya diseñado y la pasión que Él haya puesto en tu corazón, te animo a reconocer el susurro de Su voz en ese placer.
Alza tu vista y “bebe el gozo de Dios” dondequiera que Él te haya concedido percibirlo.