Hace un par de semanas en mi Iglesia, estaban hablando de Venezuela y cómo debemos aferrarnos a Dios en estos tiempos tan difíciles.
En ese momento, recordé una canción muy vieja de Marcos Witt: Tú y yo, ¿la conoces?
Vino a mi mente como en un susurro y creo que es muy pertinente para nuestra situación como país.
Para explicar por qué encuentro esta canción tan significativa, me remontaré a la época bíblica del pueblo de Israel.
** 4 COSAS QUE DEBEMOS SABER **
1) Dios se hizo para sí una nación: Israel, a través de la cual traería a Jesús (el Mesías).
2) Israel estaba conformada por 12 tribus
3) Dios le entregó Israel una tierra hermosa y próspera, de donde “fluía leche y miel”, para que allí se asentara.
4) Tuvieron que derrotar otros pueblos para poseerla y luego la repartieron entre las 12 tribus.
Israel conquistó la tierra prometida y cada tribu comenzó a edificar sus ciudades en la porción que le correspondía según la distribución.
A diferencia de otras naciones, este pueblo no tenía rey porque ese rol lo desempeñaba el Señor; pero había jueces, es decir, hombres y/o mujeres escogidos por Dios para ejercer autoridad, juzgar y guiar al pueblo en tiempos de paz y, especialmente, de guerra.
Cuando otras naciones venían en contra de Israel, estos caudillos (jueces) iban al frente del ejército para pelear por la nación.
** NOTA IMPORTANTE **
Los jueces debían informarles a las tribus lo que estaba pasando y convocarlos para la batalla porque muchas veces ni se enteraban de los problemas ya que estaban muy lejos unas de otras (no había correo, ni televisión, ni Youtube… era difícil).
En ocasiones, ciertas tribus no eran llamadas para la pelea (Ej: Jueces 8:1-3).
Pero otras, no iban aunque hubiesen sido convocadas (Ej: Jueces 5:15-17).
Dios llamaba a las tribus a pelear por su nación… y algunas de ellas decidían no hacerlo.
Absurdo, ¿verdad?
Es como para gritarles: “tu país está a punto de ser destruido. ¡Dios está contigo! ¡Sal a pelear! ¡Saca tu espada y demuéstrale a tus enemigos quién es tu Señor!”.
Ahora, esta es la parte que nos involucra:
Todos los creyentes en Cristo, sin importar lengua, raza o país de origen, somos ahora la nación de Dios. Somos Su Israel. Su gente. Su pueblo.
Esta porción de tierra llamada Venezuela, que le pertenece a Sus hijos, está bajo ataque en este momento y ¿sabes qué está haciendo Dios? Lo mismo que antes: ¡está convocando a su pueblo a pelear!
Dios está llamando a la guerra
nos está impulsando hacia fuera
Venezuela necesita gente que luche por ella.
No te estoy hablando de “mantener una actitud positiva en medio del desastre”. ¡No!
Te estoy hablando de una guerra. De pelear por tu tierra. Nos necesitan para luchar y defender lo que Dios nos entregó.
Acudiremos al llamado del Señor
Tomaremos las armas que el nos preparó
No con espada ni carros de guerra sino con oración, ayuno y declaración de Su Palabra.
En vez de entregar nuestro país tan fácil y dejar que el desánimo nos consuma, nos corresponde armarnos de valor, levantarnos en Fe e ir al campo de guerra.
¡No entregaremos nuestro país sin pelear!
Has sido convocado por Dios para defender tu país con valentía. ¿Acudirás al llamado?
“Yo quiero, pero ¿qué hago?”, preguntas tú.
Bueno, aquí hay algunas ideas:
1) Toma textos bíblicos para bendecir a Venezuela (Ej: Salmos 147:14, Jeremías 29:11, Proverbios 20:26-28, Proverbios 28:2)
2) Ora regularmente con familiares, amigos, compañeros… por el país
3) Organiza un ayuno por Venezuela o hazlo individualmente
O pídele a Dios una forma de participar.
Pero, hazle un favor a tu país: no te quedes sin pelear.
Saca tu espada y acude a la batalla.
Tú y yo
preparados para mostrar las grandezas del Señor
para tomar la tierra que Él nos entrego